La
tuberculosis (TB)
es una enfermedad infecciosa que cursa con un periodo prolongado de latencia
entre la fase de infección y la de enfermedad, afecta principalmente a
los pulmones, aunque también puede afectar a otros órganos.
El
agente causal de la enfermedad es el Mycobacterium tuberculosis, bacilo
aerobio estricto y parásito intracelular facultativo, que se ha adaptado
al organismo humano de tal manera que el hombre -infectado o enfermo-
constituye prácticamente su único reservorio.
Se
transmite casi exclusivamente mediante aerosolización de las secreciones
respiratorias contaminadas. Los determinantes más importantes para el
contagio son la proximidad del contacto y la infectividad de a fuente
de infección:
-
Muy
infecciosos: Detección por
tinción del esputo.
-
Muy
infecciosos: Pacientes infectados por VIH con tuberculosis
pulmonar y ausencia de cavitación.
-
Menos
infecciosos:
Detección en el cultivo.
Aún
así hay que indicar que la TB es de baja contagiosidad comparada con otras
enfermedades de transmisión aérea, como por ejemplo la parotiditis.
Se
estima que del 3% al 4% de los individuos infectados desarrollan tuberculosis
activa durante el primer año tras la conversión de tuberculina, y un total
de un 5-15% más tarde. El riesgo de progresión de la enfermedad es mayor
en:
- los individuos
Inmunodeprimidos
- La infancia
- En el grupo
de edad de 15-25 años
- Los ancianos
Actualmente
el principal factor de riesgo es la infección por VIH, siendo probable
que los individuos infectados por VIH y M. Tuberculosis desarrollen una
TB activa, salvo que se adopte una terapia profiláctica o que sobrevenga
una complicación fatal.
Representa
la principal causa de muerte atribuible a un agente infeccioso único.